Los retos de las empresas españolas

Los retos de las empresas españolas

Después de una crisis que nos está costando dejar atrás, se nos presentan nuevos retos a las empresas españolas.

La innovación como motor

Vivimos en tiempos donde las cosas cambian de un segundo a otro. Esta rapidez nos obliga a que los modelos de negocio y empresariales ya no estén fijados sino que sean moldeables y cambiantes. Las empresas tienen que dedicar más recursos en todos los campos para no quedarse atrás, y si quieren destacar, tendrán que invertir en I+D+i para ser los primeros.

La mejora de la productividad

La productividad va ligada al empleado y el trabajador más productivo es el trabajador motivado, el que disfruta con su trabajo. Pero también está demostrado, y hay que tener en cuenta, que el rendimiento es superior cuando el empleado puede disfrutar de su vida privada. La implicación del trabajador para conseguir los objetivos de la empresa son pilares fundamentales para el éxito de la misma. Hay que enterrar de una vez por todas el “presencialismo”.

Fomentar la iniciativa.

Repetir una tarea cual máquinas no es contribuir a la eficiencia empresarial. Hay que dejar espacio a la iniciativa, innovación y creatividad. Tener iniciativa supone adoptar una actitud proactiva, crear oportunidades y mejorar resultados sin necesidad de un requerimiento externo que lo empuje, inspirados en la autorresponsabilidad y la autodirección.

Internacionalización y globalización.

Como ya hablamos en Mejor idioma, mejor futuro” la internacionalización es fundamental para el éxito de nuestras empresas, ya que el mercado ya no es local, sino mundial o global. Las empresas que han implementado estrategias de internacionalización han capeado mejor la crisis y han salido reforzadas.

Profesionalización de las empresas

Como dijo Alberto Gimeno, profesor titular del Departamento de Dirección General y Estrategia de ESADE, en una jornada de conferencias titulada «Los tres niveles de profesionalización de la empresa familiar», una empresa que no es “profesionalizada” es “personalizada”.  La diferencia radica en la toma de decisiones, la primera las hace de manera analítica, la segunda de manera intuitiva. Lo que nos lleva a la especialización de los trabajadores para una toma de decisiones correcta.

Para terminar me gustaría citar a José Ramón Pin Arboledas, economista y profesor del IESE,  que afirmó que “Solo las empresas innovadoras en todos los campos, las que aprovechen el talento de sus trabajadores, crearán valor en sus productos y competirán pagando bien a sus empleados y ganando dinero. Esa será la única manera de competir en una economía global”.

 

Alberto López

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