Vivir para aprender

Vivir para aprender

Todo el mundo sabe que para aprender un idioma lo mejor es la práctica y vivir las experiencias inmersos en el idioma que queremos aprender.

Viviendo en una lengua extranjera nos vemos obligados a tener que desenvolvernos en ambientes y circunstancias de lo más variados: trabajo, amigos, fiesta, familia, etc… ¡Y todos ellos podemos llegar a vivirlos en un mismo día! Este enfrentamiento continuo a una realidad cambiante y rápida, hace que nuestro cerebro, aunque solo sea por supervivencia, absorba todos los matices de la lengua, y principalmente y como se suele decir coloquialmente “se te hace el oído”, es decir, diferencias las palabras aunque no entiendas aún su significado.

Por ello, cada día más empresas para el aprendizaje de idiomas de sus empleados, les mandan a cursos de inmersión en el extranjero durante unos días.

Otra opción que también presentan es la inmersión en lengua extranjera pero sin tener que salir del país. ¿Cómo? Pues haciendo de un hotel, casa rural, etc, un lugar donde los profesores y los alumnos solo se comuniquen y convivan en la lengua que se quiere aprender.

Estas opciones son muy buenas como finisher para el aprendizaje de un idioma.

 

Alberto López Gil

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